El secreto para lograr resultados

Disfurta el camino.

Deja de soñar, empieza a construir: El secreto para lograr resultados.

Hoy quiero hablarte de algo que nos han vendido mal: la visualización.

Desde que el mundo es mundo, nos han dicho que para conseguir nuestros sueños, basta con imaginarlos. ¿Quién no ha escuchado eso de «si lo puedes soñar, lo puedes lograr»? Pues, déjame decirte algo: eso es solo la mitad de la historia.

Verás, cuando visualizas tu objetivo —ese coche de lujo, esa empresa cotizando en bolsa o el ascenso que tanto anhelas—, tu cerebro hace su magia. Se activa el Sistema de Activación Reticular (SAR), un radar interno que busca y filtra información relevante para ti. Es por eso que, cuando quieres comprar un coche rojo, de repente no paras de ver coches rojos por todas partes. Tu cerebro se ha sintonizado con esa frecuencia.

Pero aquí viene el error que te está frenando: te has vuelto adicto al placer de soñar.
Tu cuerpo genera hormonas de felicidad al imaginarte en la cima, y esa sensación te engancha. Te quedas atrapado en el «qué pasaría si…» en lugar de ponerte a trabajar en el «cómo lo hago».
Y así, tus sueños se convierten en un placebo, una fantasía cómoda que nunca se materializa.

El giro que lo cambia todo: Piensa en grande, pero en el lugar correcto

El truco no está en dejar de pensar en grande.
¡Todo lo contrario! La clave es cambiar el foco de tu pensamiento.

En lugar de obsesionarte con el resultado final, el premio gordo, empieza a pensar en grande en el proceso. Todos miran el trofeo, pero los verdaderos campeones se obsesionan con el entrenamiento.

  • Piensa en grande en el proceso:
    ¿Qué pasaría si revolucionas la forma en que tu equipo trabaja?
    ¿Si desarrollas un sistema de ventas que nadie ha imaginado antes?
  • Piensa en grande en los pasos:
    ¿Cuáles son las estrategias más ambiciosas que puedes implementar para superar cada etapa?
    No te conformes con la ruta fácil; busca el camino extraordinario.
  • Piensa en grande en quién te conviertes:
    No visualices el ascenso.
    Visualiza la persona en la que te tienes que convertir para que el ascenso sea la única consecuencia lógica.

El verdadero poder de la visualización no está en ver el resultado, sino en ver el proceso de convertirte en la persona capaz de conseguir ese resultado.

Solo alguien grande, alguien con una mentalidad orientada al proceso, es capaz de pensar en grande de verdad.

No te limites a soñar. Céntrate en construir, en ser y en hacer. Y verás cómo los resultados, esos grandes resultados que anhelas, dejarán de ser una fantasía para convertirse en una realidad inevitable.

¿Y tú, en qué parte del proceso vas a empezar a pensar en grande hoy?

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